REVISTA TRIPLOV
de Artes, Religiões e Ciências
nova Série . número 66 . agosto-setembro . 2017 . ÍNDICE

 
 

Poeta, escritora y crítica literaria

BERTA LUCÍA ESTRADA

Aspectos míticos en CIEN AÑOS DE SOLEDAD

de Gabriel García Márquez

 

La búsqueda de un territorio, instalarse en él, fundar una ciudad o un pueblo, construir la vivienda -según Mircea Eliade-, presupone una decisión vital del fundador y de la comunidad a la que pertenece, puesto que fundar significa “crear el cosmos”, sacralizar el espacio escogido para habitar.

En Cien años de soledadobra cumbre de la literatura colombiana, de Gabriel García Márquez, somos partícipes de la búsqueda de ese territorio. José Arcadio Buendía parte al exilio acompañado de algunos seguidores hacia una tierra nueva.

La causa de su exilio es el castigo por dos transgresiones sagradas: el incesto y el asesinato de Prudencio Aguilar, asesinato comparable al fratricidio cometido por Caín; ya que en las sociedades naturales los miembros de una comunidad se consideran entre sí hermanos, de ahí que la mayoría de ellas sean sociedades exogámicas. Por otra parte, si se considera desde el punto de vista cristiano todos los hombres son hermanos y el asesinato de uno de ellos sería la reconstrucción del asesinato primordial anteriormente referido:

“-Está bien Prudencio -le dijo-. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo. Fue así como emprendieron la travesía de la sierra. Varios amigos de José Arcadio Buendía, jóvenes como él, embullados con la aventura desmantelaron sus casas y cargaron con sus mujeres y sus hijos hacia la tierra que nadie les había prometido”.

José Arcadio Buendía debe abandonar la tierra de sus antepasados y buscar una nueva que le permita expiar y borrar la culpa cometida. Es así como comienza el éxodo por entre el pantano, las llanuras, la selva, teniendo que soportar las condiciones de un clima inclemente. El viaje significa la travesía obligatoria del espacio profano, del caos.

Revelación del espacio sagrado: Cuando un objeto, un territorio o un animal, se nos manifiesta como elemento sagrado, se habla de la aparición de una hierofanía. Todo el cosmos es susceptible de devenir una hierofanía: un árbol, una piedra, un lago, una montaña, una estrella. La revelación puede ser provocada por el hombre o puede producirse bien sea mediante un trance chamánico o por un sueño tenido por el patriarca o jefe de la comunidad:

“(Cuando) acamparon junto al río… José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Preguntó qué ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo”.

Este sueño no sólo recoge la tradición judeo-cristiana del sueño de las escalinatas de Jacob, sino que nos sumerge en el mundo africano reinante en el Caribe. Macondo es una palabra yoruba que significa banano. La palabra es sagrada, pero su significado es profano. Sagrada, porque protege a Macondo de los males exteriores mientras que éste se encuentre aislada del resto del país, y profana, por la explotación lucrativa de la fruta, lo que acarreará el comienzo de su desaparición. Éste es uno de los más graves signos de decadencia y descomposición social que azota el pueblo.

Etnocentrismo: Los griegos denominaban a todo aquel que no había nacido en territorio helénico con el apelativo de “to xeno” (el extranjero). Luego, extranjero se convirtió en “bárbaro”, denominación apropiada más tarde por los romanos, sirviéndoles de baluarte en la campaña de extensión de su imperio. Posteriormente, Occidente la remplazaría por el término de “salvaje”, siendo este último el utilizado en nuestros días.

En los dos casos se niega la existencia de una cultura diferente a la del pueblo que se autodenomina como “civilizado”. En la mayoría de los grupos étnicos -considerados por Occidente como salvajes- la humanidad se restringe a su tribu o tribus que conforman su grupo lingüístico, hasta el punto que muchas de ellas tienen una palabra especial que los designa como seres humanos mientras que a los demás grupos se les asigna una palabra que carece del significado esencial de hombre. Esto es lo que comúnmente se conoce como etnocentrismo, lo que ha dado como resultado la persecución, el avasallamiento y la aniquilación de innumerables grupos étnicos.

El etnocentrismo está íntimamente ligado a las tradiciones míticas de todos los pueblos. Es por ello que para cada comunidad el espacio que ocupa no sólo es sagrado sino que lo considera el centro del mundo. Cuzco significa en quechua “el ombligo del mundo”, pero también es el centro el Monte Meru de la India, el Monte Sinaí, la Sierra Nevada de Santa Marta, y en el mapamundi ideado en el siglo XVIII, y aún utilizado en nuestras escuelas, Europa aparece en el centro de la tierra, lo que difiere bastante de la realidad.

Macondo no puede escapar a esta concepción etnocentrista. Es así que José Arcadio Buendía se atormenta con la idea de “un Macondo peninsular”, y, mientras esta idea subsiste, sus habitantes viven en perfecta armonía: “Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto”. Es sólo con la llegada de los forasteros, que trae Úrsula de su primer viaje, que esa armonía comienza a ser quebrantada ; y Macondo comienza progresivamente a degradarse, pasando de ser un espacio sacro a un espacio profano.

Axis-Mundi: La revelación de una hierofanía ocasiona una escisión en el espacio y una abertura hacia el cielo (el mundo de los dioses) y hacia abajo (el mundo de los muertos), abertura que permite la comunicación de los tres niveles cósmicos: cielo-tierra-infierno. Para que la comunicación se produzca es necesario una columna universal, o Axis-Mundi, ésta se encuentra enclavada en las entrañas de la tierra y a su vez sostiene el cielo. El Axis-Mundi es un verdadero eje cósmico, y a su alrededor se extiende el mundo. El Axis-Mundi, como todo eje, se encuentra en el centro, en este caso en el centro de la tierra; puede ser representado por una montaña, un árbol, una escalinata, una cúpula o un aguja ; un ejemplo de estas últimas son las ajugas (o torres) las de las iglesias góticas.

En Macondo encontramos almendros eternizados por José Arcadio Buendía, y él mismo va a estar atado durante los últimos años de su vida al castaño de su casa. Este castaño es el Axis-Mundi que le permite emprender el viaje extático característico de todo chamán.

Construcción de Macondo: En los pueblos naturales es el chamán quien decide la ubicación de la maloca, o de las tiendas, y su construcción es, por lo general, una fiel copia de la vivienda de los ancestros míticos; así que siempre va acompañada de la recitación del mito cosmogónico.

En Cien años de soledad la recitación está representada en el nombre mismo del patriarca: José Arcadio Buendía.

La Arcadia era una zona de pastoreo del Peloponeso antiguo. La literatura bucólica la toma siempre como escenario de sus acciones. La Arcadia, es un lugar ideal, armónico, y las historias que allí se desarrollan tienen como común denominador un final feliz: "[...] era el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea, había dispuesto de tal modo la posición de las casas, que desde todas podía llegarse al río y abastecerse de agua con igual esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor".

El pueblo es, en su totalidad, una fiel copia de la casa del patriarca.

Otra de las características sagradas de Macondo la encontramos en una frase de Úrsula:

"-No nos iremos -dijo-. Aquí nos quedamos, porque aquí hemos tenido un hijo.

-Todavía no tenemos un muerto -dijo él-. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga ningún muerto bajo la tierra.

-Si es necesario que yo muera para que se queden aquí, me muero."

Ningún espacio sagrado puede abandonarse ; este mismo tópico lo encontramos en la narrativa de Juan Rulfo.

Regreso al caos: Todos los males de Macondo provienen del exterior, son siempre elementos, o bien personas foráneas, los causantes de la profanación del espacio. Las primeras casas son de caña brava y sus techos de paja son reemplazados luego por techos de zinc. El retorno al caos implica que Macondo tendrá que soportar siete plagas antes de desaparecer por completo de la memoria de los hombres:

1.    La fiebre del insomnio: Traída por Rebeca.

2.    La rivalidad entre Rebeca y Amaranta: El causante es Pietro Crespi.

3. La violencia: Proveniente del gobierno conservador. Hasta ese momento Macondo se había mantenido alejado del gobierno central, pero la llegada del corregidor Moscote y la posterior violación de las urnas en favor del gobierno que representa, marcan el inicio de las treinta y dos guerras civiles que emprenderá el Coronel Aureliano Buendía.

4.    La fiebre del banano: Comienza con la explotación de la fruta por parte de la United Fruit Company, representada por Mr. Brown.

5.    La masacre de las bananeras.

6.    El diluvio: Que durará cuatro años, once meses y dos días.

7.    El olvido: "Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor eran tan tenaces que costaba trabajo respirar".

Las 7 plagas significan la destrucción total del pueblo, y el caos, que había comenzado a apoderarse tiempo atrás de la casa de los Buendía y del pueblo, termina su labor, lo borra definitivamente de la memoria de los hombres, como si nunca hubiera existido un villorrio llamado Macondo ni donde sus habitantes hubieran sido los más felices de la tierra:

“[…] Empezó el viento tibio, incipiente..., cuya potencia ciclónica arrancó de los quicios las puertas y las ventanas, descuajó el techo de la galería oriental y desarraigó los cimientos... (por que) las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".

El apocalipsis puede producirse por medio del diluvio, del fuego o del calor; en el caso de Macondo, es un verano tórrido. La misma visión la encontramos en La Biblia:

"Se convertirán sus torrentes en pez,

su polvo en azufre,

y se hará su tierra pez ardiente".

Mito del eterno retorno: El tiempo, como el espacio, no es homogéneo ni continuo. Existen, por lo tanto, dos clases de tiempo: sagrado (o tiempo de fiestas) y profano (o lineal). Entre estos dos tiempos hay continuidad y el hombre puede pasar de un tiempo a otro. Mircea Eliade hace la siguiente diferenciación: 

Tiempo sagrado Tiempo profano

- Es reversible

-Es recuperable

-Es repetible

-No transcurre

-Es antihistórico

-Es irreversible

-Es irrecuperable

-Es irrepetible

-Transcurre

-Es histórico.

El ejemplo más claro de la antihistoricidad, en la obra que nos ocupa, la encontramos en la siguiente cita:

"A pesar del encierro de muchos años, el aire parecía más puro que en el resto de la casa. Todo era tan reciente, que varias semanas después, cuando Úrsula entró al cuarto con un cubo de agua y una escoba para lavar los pisos, no tuvo nada que hacer."

Como puede observarse, es un tiempo sobrenatural, que no transcurre, es siempre nuevo, puro e incorrupto.

¿Cómo se recupera un instante mítico?: La reactualización se logra por medio de la conmemoración de las fiestas religiosas y de los ritos correspondientes.

La tradición judeo-cristiana cuenta con infinidad de fiestas, sin contar los días festivos dedicados al culto y alabanza de la divinidad, no habría sino que enumerar el nacimiento y muerte de Jesucristo. Al conmemorar alguno de estos dos acontecimientos el cristiano se convierte en su contemporáneo, y al restaurar el tiempo primordial, el tiempo histórico queda aniquilado. Esto es lo que comúnmente se conoce como tiempo circular o mito del eterno retorno, tema que se desarrollará más adelante.

En Cien años de soledad, la intemporalidad está dada en el viento que destruye a Macondo, y la abolición de la historia con el olvido de la familia Buendía:

"[...] La ciudad... sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, (porque)... todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre".

Paralelo entre mito e historia: El viaje que hace José Arcadio Buendía, en busca de una ruta que lo lleve a la civilización, es el primer ejemplo de la diferenciación entre tiempo mítico e histórico:

"[...] Rodeado de helechos y palmeras, blanco y polvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba un enorme galeón español. Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas".

El hallazgo del galeón es una irrupción de la historia, del "descubrimiento" de América y de su correspondiente despojo. José Arcadio Buendía no cae en cuenta que el galeón se encuentra en medio de la selva, a cuatro días de marcha de la costa más cercana. Esto es explicable porque, como ya se había analizado, dentro del mundo del mito todo es posible. El "espacio de soledad y olvido" es en realidad un testigo inmortal, tal vez el único, de la llegada de los españoles a tierras americanas.

Tiempo histórico: La llegada de don Apolinar Moscote, primer corregidor de Macondo, será la segunda irrupción de la historia. Con él, llega la realidad imperante en el país; el gobierno conservador, la violencia política, las órdenes arbitrarias. Recuérdese que todos los males que sufre Macondo provienen del exterior. Hasta la llegada de don Apolinar, el gobierno había sido de corte patriarcal, ejercido por José Arcadio Buendía, y aún mítico:

"Su primera disposición (de don Apolinar Moscote) fue que todas las casas se pintaran de azul para celebrar el aniversario de la independencia nacional,"

En realidad no sólo se está haciendo alusión a la lucha bipartidista, entre conservadores y liberales, sino al dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien siendo el propietario de la única fábrica de pinturas dominicana, ordenaba cada cierto tiempo pintar todas las casas del país, orden que no podía ser ignorada.

La masacre de las bananeras: El paralelo principal entre mito e historia se encuentra en el relato de la masacre de las bananeras, relato que hace parte de la técnica de hacer literatura dentro de la literatura. Este fragmento puede leerse separadamente y sin que pierda sentido. Podría muy bien ser un cuento. El relato comienza con la descripción del tiempo histórico: "La huelga grande estalló". La utilización del pretérito perfecto simple no deja lugar a dudas en cuanto a la veracidad del acontecimiento, puede ubicarse en un año, un mes, un día y un momento determinado. El acontecimiento histórico es irreversible e inmodificable.

Para los pueblos naturales el tiempo histórico se caracteriza por la época de trabajo mientras que el tiempo mítico es el que se consagra a las festividades:

"Los obreros ociosos desbordaron los pueblos. La Calle de los Turcos reverberó en un sábado de muchos días y, en el salón de billares del Hotel de Jacob, hubo que establecer turnos de veinticuatro horas".

En este caso la fiesta ha sido impuesta por las circunstancias, no es una fiesta sagrada sino pagana, el mismo juego lo indica. Entre los huelguistas se encuentra José Arcadio Segundo:

"Aunque no era hombre de presagios, la noticia fue para él como un anuncio de la muerte, que había esperado desde la mañana distante en que el coronel Gerineldo Márquez le permitió ver un fusilamiento".

Úrsula siempre creyó que los gemelos, en uno de sus eternos juegos de cambiarse de identidad, habían quedado trastocados para siempre. La primera prueba de ello es la increíble capacidad para la parranda que tiene Aureliano Segundo, son las mismas ansias infinitas de vivir del abuelo José Arcadio. La segunda es el 'presagio' de José Arcadio Segundo, ya que la premonición es lo que distingue a los Aurelianos.

Segunda descripción histórica:

"Eran tres regimientos cuya marcha pautada por tambor de galeotes hacía trepidar la tierra".

El espacio comienza una vez más a ser profanado, violado, es una invasión semejante a la de los españoles:

 

"Su resuello de dragón multicéfalo impregnó de un vapor pestilente la claridad del mediodía".

En las tradiciones orales europeas el dragón representa la invasión bárbara. Después de la derrota de Darío III, por parte de Alejandro Magno, y la cual marca el fin de la invasión persa, Darío III es representado como un dragón.

En el mito araucano, el diluvio es desencadenado por dos enormes serpientes que luchan por el poder. Para los aztecas el regreso de la serpiente emplumada, Quetzacoalt, significaba el fin de una era y el derrumbe de la clase guerrera.

El regimiento sufre una metamorfosis, sus hombres son, en realidad, un enorme animal mítico que lleva consigo todo el mal y todo el sufrimiento posible, la historia comienza a ser convertida en leyenda.

Con el anuncio del Jefe Civil y Militar "dispuesto a interceder en el conflicto", la historia se repite: en 1905, en Iquique (Chile) se había producido la primera huelga de mineros del país, el conflicto encontró como solución una gran masacre por parte de las autoridades civiles y militares, los pocos que lograron sobrevivir retornaron a las minas completamente derrotados y a seguir trabajando en la misma situación infrahumana que habían denunciado, y que denunciarían posteriormente en Macondo:

"José Arcadio Segundo estaba entre la muchedumbre que se concentró en la estación desde la semana del viernes. Había participado en una reunión de los dirigentes sindicales y había sido comisionado junto con el coronel Gavilán para confundirse con la multitud y orientarla según las circunstancias".

El coronel Aureliano Buendía y José Arcadio Segundo se convierten en una sola persona, ésto se constata al ser acompañado por el coronel Gavilán. Los dos son 'escogidos" para salvar a los trabajadores del banano ; como antes lo habían sido para salvar al pueblo de las huestes conservadoras el coronel Aureliano Buendía y Gerineldo Márquez.

El indicio de la próxima tragedia es el número tres, número cabalístico:

"Un poco antes de las tres corrió el rumor de que el tren oficial no llegaría hasta el día siguiente".

Esta tragedia sólo será contada, y creída, por José Arcadio Segundo y un niño que se salvó de morir pisoteado por la muchedumbre o por una bala de ametralladora:

"Al lado de José Arcadio Segundo estaba una mujer descalza... con dos niños de unos cuatro y siete años... José Arcadio Segundo se acaballó al niño (mayor) en la nuca. Muchos años después, ese niño había de seguir contando, sin que nadie se lo creyera, que había visto al teniente leyendo con una bocina de gramófono el Decreto Número 4 del Jefe Civil y Militar de la provincia".

Ellos dos serán los únicos testigos de la masacre. El niño por su condición de elegido, no morirá, tendrá que vivir para contar la historia, evitando de esta forma que la huelga y la masacre queden en el olvido.

"Al final de su grito ocurrió algo que no le produjo espanto, sino una especie de alucinación. El capitán dio la orden de fuego y catorce nidos de ametralladoras le respondieron en el acto. Pero todo parecía una farsa. Era como si las ametralladoras hubieran estado cargadas con engañifas de pirotecnia..."

'Alucinación, farsa y pirotecnia' son palabras irreales, fantásticas, que contrastan con la verdadera tragedia: "Aquello parecía... una feria jubilosa". Y como toda feria, ésta se caracteriza por el exceso, en este caso no es de comida o de orgía, sino de fuego, identificado por la población con juegos pirotécnicos.

Por otra parte, la fiesta rompe con las prohibiciones que caracterizan al tiempo profano (dichas prohibiciones tienen como fin primordial proteger al mundo, y conservarlo en orden y armonía), y al ser levantadas las prohibiciones todo exceso es permitido; recuérdese las fiestas consagradas al dios Dyonisios en Grecia o las de San Juan en el Perú. Según Roger Caillois, el exceso, como la fiesta, contribuye a la renovación de la naturaleza, del mundo, y del tiempo, este último susceptible también de desgaste.

La masacre, en Cien años de soledad, al ser transformada en fiesta, pierde su carácter dramático y real, es por ello que ningún habitante reconocerá luego su existencia.

El "grito de muerte" sumerge por un instante a la gente en el tiempo lineal, pero inmediatamente el tiempo mítico se impone:

"Una fuerza sísmica, un aliento volcánico, un rugido de cataclismo, estallaron en el centro de la muchedumbre...".

Cuando se analizaba el espacio, se veía cómo el retorno al caos siempre ocurre mediante una catástrofe cósmica; al igual que el viento que arrasa a Macondo, ésta es una visión apocalíptica.

La segunda visión apocalíptica es observada por el niño: "La posición privilegiada del niño le permitió ver en ese momento que la masa desbocada empezaba a llegar a la esquina y la fila de ametralladoras abrió fuego".

El dragón multicéfalo ha logrado apoderarse de la multitud:

"Los sobrevivientes, en vez de tirarse al suelo, trataron de volver a la plazoleta, y el pánico dio entonces un coletazo de dragón... Estaban acorralados, girando en un torbellino gigantesco...".

Con esta visión el apocalipsis llega a su fin.

José Arcadio Segundo logra escapar con vida. Despierta en un tren amarillo cargado con "cadáveres... quienes los habían puesto en el vagón tuvieron tiempo de arrumarlos en el orden y sentido en que se transportaban los racimos de banano".

El banano, al ser desacralizado, se convierte en cómplice obligado de la masacre, pero el castigo divino no tarda en presentarse: "...los relámpagos que estallaban... Después de medianoche se precipitó un aguacero torrencial". Esto marca el inicio del diluvio macondino.

Al llegar a Macondo José Arcadio Segundo se encuentra con una mujer que le niega la existencia de dicha masacre:

"Aquí no ha habido muertos", dijo. "Desde los tiempos de su tío, el coronel, no ha pasado nada en Macondo".

La mujer es la vocera de la versión oficial, contrasta con la negación que se hará al final de la obra sobre la existencia del coronel y de las treinta y dos guerras civiles, lo que indicará que la historia ha sido completamente abolida.

Leyenda: El mito es el relato de un modelo ejemplar revelado por los dioses o por los ancestros míticos en el tiempo primordial y la historia en el tiempo profano, el tiempo de las desgracias, de los sufrimientos, del trabajo. La leyenda es el relato de un acontecimiento histórico, en el que participan personajes históricos y a veces contemporáneos, que son elevados a la categoría de héroes por las hazañas realizadas. Cuando esa historia comienza a ser manejada por el pueblo poco a poco se transforma en literatura oral y los acontecimientos reales pasan a tener características maravillosas y por lo tanto irreales (San Jorge matando al dragón, o un solo hombre venciendo a todo un ejército):

"...el gobierno conservador,... con el apoyo de los liberales, estaba reformando el calendario para que cada presidente estuviera cien años en el poder.

Cuando la historia no es abolida se convierte en leyenda o ficción.

El tiempo tratado como personaje: Uno de los elementos más importantes en el tratamiento del tiempo es el de convertirlo en un personaje más de Cien años de Soledad. A todo lo largo de la obra, el lector es partícipe de un desgaste progresivo e irreversible del tiempo. Este se humaniza: "(el coronel) estaba... asombrado de la forma en que había envejecido el pueblo en un año... -¿Qué esperabas? -suspiró Úrsula-. El tiempo pasa. -Así es -admitió Aureliano-, pero no tanto." Le pasan los años, envejece, llega a la senilidad: "No era solamente que estuviera vieja y agotada, sino que la casa se precipitó de la noche a la mañana en una crisis de senilidad."

Finalmente, encuentra la muerte en la destrucción total de Macondo:

"Era lo único que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto pero sin acabar de acabarse jamás."

Tiempo psicológico: Otra de las características especiales del tiempo es el tratamiento que le dan los personajes, para quienes la vida entera puede transcurrir en un segundo:

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo."

E incluso puede recordarse la vida de los antepasados:

"En el cuartito apartado, adonde nunca llegó el viento árido, ni el polvo ni el calor, ambos recordaban la visión atávica de un anciano con sombrero de alas de cuervo que hablaba al mundo a espaldas de la ventana, muchos años antes de que ellos nacieran."

Esta utilización del tiempo es un recurso eminentemente cinematográfico, la vida entera, o una fracción de la misma, pasa delante de los Buendía como si estuvieran viendo una película en la que participaran, a la vez, como protagonistas y espectadores. Pareciera que el tiempo formara parte de la memoria colectiva, o como si la memoria pudiera ser transmitida de generación en generación.

Tiempo circular o eterno retorno: El mito del eterno retorno es antihistórico, no fluye, es recuperable y repetible. Es un tiempo primordial hecho presente, es un eterno comenzar. Todo fin es a la vez un comienzo, la muerte engendra un nuevo nacimiento (para entender mejor este concepto no habría sino que pensar en el ciclo de las estaciones, el invierno es la muerte de la naturaleza y la primavera su resurrección). Es el tiempo de los ancestros míticos, su recuperación y repetición se logra por medio del rito. En la tradición judeo-cristiana se revive el nacimiento y la muerte de Cristo cada año, de esta forma el creyente puede ser su contemporáneo. Si todo fin es en realidad un nuevo comienzo, un nuevo renacer, ésto significa que todo acontecimiento es susceptible de ser eternamente repetido.

En Macondo, dadas sus características míticas, el tiempo circular no podía faltar, es más, los actos realizados por uno de los miembros de la familia son repetidos luego por sus descendientes: "José Arcadio Segundo... se empeñó en despejar el cauce para establecer un servicio de navegación. Fue un sueño delirante, comparable apenas a los de su bisabuelo... "Ya ésto me lo sé de memoria", gritaba Úrsula. "Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio".

Otra de las características de los Buendía es "el vicio de hacer para deshacer" perpetuando así el mito de Penélope: "Viéndolo montar picaportes y desconectar relojes, Fernanda se preguntó si no estaría incurriendo también en el vicio de hacer para deshacer, como el coronel Aureliano Buendía con los pescaditos de oro, Amaranta con los botones y la mortaja, José Arcadio Segundo con los pergaminos y Úrsula con los recuerdos".

Todos los acontecimientos se repiten una y otra vez: "Qué quería -murmuró-, el tiempo pasa. -Así es -dijo Úrsula-, pero no tanto. Al decirlo tuvo conciencia de estar dando la misma réplica que recibió el coronel Aureliano Buendía en su celda de sentenciado, y una vez más se estremeció con la comprobación de que el tiempo no pasaba, como ella lo acababa de admitir, sino que daba vueltas en redondo".

Pero la definición más clara la da Pilar Ternera: "No había ningún misterio en el corazón de un Buendía, que fuera impenetrable para ella, porque un siglo de naipes y de experiencias le había enseñado que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas, hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje".

El año nuevo, símbolo del tiempo circular: Para terminar habría que señalar que para los griegos el dios del tiempo, Cronos, aún pervive en la lengua, es decir en el griego moderno. Jronia significa tiempo nuevo, año nuevo.

El año nuevo, y la fiesta que lo precede, representa una nueva vida, un nuevo mundo, es la abolición del tiempo pasado y la recreación de uno nuevo, cuyo modelo es el tiempo mítico. El ciclo solar y el lunar son el ejemplo más claro del mito del eterno retorno.

El brujo, el nagual, el medicine-man, el poeta, el sacerdote y el místico son conocidos en las sociedades naturales con el nombre de chamán. Esta palabra proviene del tungús Shaman, y designa a todo aquel que tiene una visión sobrenatural, que puede visualizar tanto un espacio lejano como los acontecimientos pasados o futuros.

El chamanismo es una experiencia mágico-religiosa. El chaman está revestido de un gran poder, a menudo más fuerte que el del jefe de la comunidad. Su palabra es indiscutible, y nada se hace sin su consentimiento. En los movimientos milinaristas lo vemos a menudo conduciendo a su pueblo hacia una muerte segura sin que nadie le objete su decisión. Es el encargado de buscar y de sacralizar el espacio. Todo chamán tiene como característica especial el haber sido "escogido".

La elección del chamán puede darse de maneras muy diversas, pero aquí sólo se analizarán las que conciernen a Cien Años de Soledad:

1. La elección se hace a menudo mediante un trance extático o por medio de un sueño, este último es el caso de José Arcadio Buendía. Recuérdese que Macondo le es revelado en sueños: "...soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Preguntó qué ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo".

2. El chamán sufre alguna enfermedad de tipo nervioso: José Arcadio Buendía se caracteriza por sus obsesiones y luego es declarado loco por la comunidad.

3. La elección puede ser transmitida de padres a hijos : Todos los miembros de la familia Buendía poseen alguna característica chamánica:

- Úrsula es la esposa celeste: En los mitos generalmente hay una esposa celeste encargada de ayudar al compañero en su instrucción chamánica y en su experiencia extática. Esta ayuda puede convertirse en un impedimento por el deseo de la mujer de conservarlo atado a la realidad. Y Úrsula es una mujer firmemente atada a ella. Es necesario su ausencia para que José Arcadio Buendía pueda convertirse en chamán. Una vez que él logra dejar atrás su existencia profana, ella decide ayudarlo, deja de ser un obstáculo para convertirse en la esposa celeste o protectora del chamán: "Ella lo bañaba por partes sentado en el banquito, mientras le daba noticias de la familia''.

- Aureliano Buendia tiene el don de la premonición.

- José Arcadio posee una fuerza física mucho mayor que la de cualquier habitante de Macondo.

- A Amaranta le ordenan tejer su mortaja y se le anuncia que el día que la termine será el día de su muerte.

- Remedios la Bella asciende a los cielos una tarde en que doblaba las sábanas de Fernanda del Carpio.

- José Arcadio Segundo es el único testigo de la masacre de las bananeras.

- Aureliano Babilonia logra descifrar los pergaminos.

4. La elección puede también ser ocasionada por un accidente insólito: La visión de la caída de un rayo o la aparición de un espíritu. En el caso de José Arcadio Buendía, puede considerarse como accidente el estado de delirio en el que cae durante la segunda ausencia de Úrsula.

Características del chamán:

1.    Por su condición de elegido tiene acceso a una zona del espacio y del tiempo sagrado, comúnmente vetada a los demás miembros de la comunidad: Los Buendía son iniciados en el arte de la orfebrería, de la daguerrotipia y en la lectura de los manuscritos en el cuarto de Melquíades "donde el aire parecía más puro que en el resto de la casa".

2.    Es el único que conoce la mitología y la genealogía del clan: Aureliano Babilonia logra descifrar los pergaminos donde estaban consignados los cien años de historia de la familia: "[...] la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos''.

3.    Siempre busca la soledad: con excepción de José Arcadio, Arcadio y Aureliano Segundo, todos los miembros de la familia se caracterizan por ser solitarios y taciturnos. La mayor parte de la vida la pasan en el cuarto de Melquíades.

4.    El chamán no sólo es un soñador sino que siempre está buscando algo imposible: José Arcadio Buendía busca el daguerrotipo de Dios, y cuando conoce el hielo comienza a soñar con un Macondo refrigerado. José Arcadio Segundo, por su parte, "...se empeñó en despejar el cauce (del río) para establecer un servicio de navegación... (cuyo) lecho pedregoso y los numerosos tropiezos de la corriente impedían el tránsito desde Macondo hasta el mar".

5.    Posee una fuerza descomunal: Para poder atar a José Arcadio Buendía al castaño se necesitaron 20 hombres.

6.    Tiene una perfecta salud mental: Mientras que todo el mundo lo considera "loco", José Arcadio Buendía discurre sobre la existencia de Dios con el padre Nicanor, quien termina por reconocer su gran lucidez mental.

7.    Se comunica con los muertos o con los espíritus, quienes lo ayudan a entrar en el Hades y le enseñan a convertirse en espíritu ; Es Prudencio Aguilar quien conduce al patriarca al mundo de los muertos.

8.    Conoce el lenguaje de los animales: José Arcadio Buendía puebla a Macondo de pájaros "el concierto de tantos pájaros distintos llegó a ser tan aturdidor, que Úrsula se tapó los oídos con cera de abejas para no perder el sentido de la realidad''. Amaranta Úrsula intentará hacer lo mismo, pero fracasará, porque para ese entonces Macondo será un lugar desacralizado por el hombre.

9.    Conocimiento de un lenguaje secreto, comúnmente transmitido por un maestro o por un espíritu: José Arcadio Buendía, en su experiencia extática, habla en un lenguaje desconocido para los profanos, pero no para el padre Nicanor. Los dos comparten una lengua común a los elegidos, en este caso el latín. Y Aureliano Babilonia logra descifrar el sánscrito de los pergaminos de Melquíades.

10. El chamán puede producir frío o calor: José Arcadio Buendía sueña con un Macondo refrigerado.

11. Para ser chamán, es necesario ser reconocido como tal por toda la comunidad: "He venido al sepelio del rey". En muchos pueblos naturales el jefe y el chamán son la misma persona.

El pilar del mundo y el chamán: Como ya se había analizado el Axis-Mundi, o Pilar, es un eje cósmico y a su alrededor se extiende el mundo, y como todo eje el Axis-Mundi se encuentra en el centro de la tierra. Permite la comunicación entre los tres niveles cósmicos: cielo-tierra-infierno. Puede ser representado por una montaña, una escalinata, una cúpula o un árbol. Para los araucanos, el árbol no es sólo el Axis-Mundi sino que por medio de él se logra la ascensión al cielo mediante una experiencia extática. José Arcadio Buendía, al ser amarrado al castaño, logra la ascensión celeste y por lo tanto su consagración como chamán.

Para terminar habría que recordar a Mircea Eliade cuando explica que el éxtasis no puede, de ninguna forma, ser considerado como locura. El trance le permite al chamán observar zonas que comúnmente son vedadas a la comunidad o al hombre profano y dicha experiencia lo consagra como tal.

BIBLIOGRAFÍA

CARPENTIER, Alejo. La novela latinoamericana en vísperas de un Nuevo Siglo y otros ensayos. Siglo XXI Editores. México. 1981.

CAILLOIS, Roger. L'homme et le sacré. Idées/Gallimard. 1983.

ELIADE, Mircea. Aspects du mythe. Idées/Gallimard. 1983.

El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Fondo de Cultura Económica. México. 1982.

El mito del eterno retorno. Alianza /Emecé. Madrid. 5S edición. 1984.

Herreros y alquimistas. Alianza Editorial. Madrid, 1984.

Mythes, rêves et mysterès. Idées/Gallimard. 1981.

Mefístófeles el andrógino. Labor/Punto Omega. 2§ edidón. 1984.

Lo sagrado y lo profano. Labor/Punto Omega. 5a edidón. 1983.

ESTRADA, Berta Lucia: "El racismo como pretexto de persecución". Revista Dominical "LA PATRIA" Oct. 11.87. Manizales. Pág. 10.

GARCÍA Márquez, Gabriel. Cien Años de Soledad. Edit. La Oveja Negra. 1982.

 
 
 
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