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Susana Giraudo. Nació
y vive en Villa María, Provincia de Córdoba. Es
escritora y artista plástica. Publicó varios
libros, entre ellos:
Trazo y Poema, Cuerpo
de luz,
La luna en fuegos de
final de noviembre,
La armonía de
las desarmonías
-edición bilingüe italiano-español,
El sonar transparente
y ha participado en varias antologías de autores
argentinos y de otros países. Publica sus textos
en diarios y revistas de circulación local,
provincial, nacional e internacional y en
revistas web. Prepara su próximo libro de poemas
El vuelo
redimido.
Recibió numerosos premios y distinciones Como:
artista plástica participó en varias muestras
colectivas, entre ellas: Salón de la Mujer,
Municipalidad de Villa María, Muestra Día
Internacional de la Mujer "Nuestras mujeres en
el arte"- Dirección de Cultura de la
Municipalidad de Villa María", Muestra "Amigos"
-Teatro Real, Córdoba -; Participación del
Pequeño Formato, Galería Guernica, Córdoba,
Muestra Inauguración Congreso de
Gastroenterología- Sala Hotel República y
muestras individuales: en el Centro Cultural
Santa Fe, Salón Aerca, entre otras,
Recientemente fue premiada en el Salón
Provincial Mujeres en el Arte; Ha realizado
talleres y seminarios en artes plásticas. Ha
sido corresponsal de diversas publicaciones,
tales como Papiros del Siglo Veinte, Horizontes
de Cultura. Hizo Periodismo Radial y gráfico,
dirigiendo la revista Centro Argentino
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SUSANA
GIRAUDO
Arida lengua |
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En ÄRIDA
LENGUA, comprendo que tu voz poética crece de la
mano de una arquitectura visual sostenida por la
configuración de los versos, el relámpago del
vocablo aislado, la sensualidad del arabesco
(como quería Mallarmé), todo lo cual deja
traslucir un espíritu apasionado que sale a
vérselas con el mundo munido de la más inocente
(y peligrosa) de las armas: la palabra (esto es
de Heidegger). Tu lengua puede ser árida por el
trabajo de llevarla a destino, pero -una vez
compuesta en el poema- es fuente de
conocimiento. Pienso en el bello poema "El mundo
comenzó desde lo oscuro", pienso en la reflexiva
llama de "A veces la vida se convierte". De su
lectura uno sale acompañado; a veces,
gratificado; otras, con la perplejidad de saber
que somos lo que nunca se ultima. Por eso,
seguís y debés seguir escribiendo: para echar un
poco más de luz.
Rafael Felipe
Oteriño
"La piel porosa del
silencio
ahora que la noche
sangra en los pulsos
me trae tu rumor de
lluvia blanca."
EUGENIO DE ANDRADE
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Quieto
el papel
y su blancura
cruel el silencio
árida lengua
girón
inútil
reino en desorden
entre un coro de gigantes
intento un canto
con esta voz
que no se deja oír.
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Este
cuerpo se denuncia
con la
palabra hecha piedra
clavada
en la garganta.
El plexo
enfermo
precio
que se paga con moneda
de ser
humano por
demás.
En algún
lugar
alguien
sentirá también
esta
piedra-palabra-puñal
que no
consigue
el fluir de la
sangre
en su
garganta.
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Distorsionado
el ardiente fulgor
de la primera imagen
cambia el gesto
la caída hace del vivir
miedo que
busca escondite
en el lugar definitivo
del dolor
en el centro del latido
esta víscera memoriosa
que encerrada
todavía late
y canta.
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El
mundo comenzó desde lo oscuro
vinieron la luz
la tierra
lagartijas
humedales
tembló la tierra
se dividió en continentes
mares
islas
altos picachos mudos
mi mundo
también temblando
comenzó en lo oscuro
vino
la luz
las palabras ajenas y las mías
la tierra masticada por las ratas
y marcada por todo lo rastrero
fronteras de sal
líneas imaginarias
trazadas por la lengua humana
océanos de rostros farfullantes
mares de ojos y miradas
en medio
de todo
esta sensación de ínsula
encallecida.
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Furia
que
se acomoda
en lo profundo
ruge
la tierra
se mueven sus entrañas
quiebra
los retratos
disfrazada de grieta
vuela
el cuco sobre ruinas
caen
árboles por el
suelo
vértebras esparcidas
grasa del corazón
entre los escombros
no barcos sobre la mar
Federico
sino sobre la tierra herida
y el horror del
hombre
trepando la montaña
todo disperso
juguetes
cruces
peces muertos
viejas cartas de amor
un zapatito
tierra
que gatea
hacia atrás
tragada por el agua
nombres vacíos
viento de sal
ausencias.
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Errores
pulso
sonidos en desorden
repitiéndose
de un traspié
a otro
penitente el alma
busca el perdón
en cada una de
las letras
de la palabra odio
en cada
culpa
y en ese cobarde
humanun est
que justifica .
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a Tadeo Giraudo
La
verdad
sitiada
por la sombras
parece un niño
perdido
en el insomnio.
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a María Baranda
Con
esta tierra seca
de mi tierra
en las manos
pido a Dios que
una humedad profunda
subterránea
atraviese
la
América
para que no seque el barro
de las lejanas chinampas
allá donde siempre
le
brota un verso
en la boca
a
María.
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Un
rostro de papel
deshecho
origami migratorio
franquea
puertas olvidadas.
Un
camino de hierros paralelos
traga la
distancia.
Estallan
al paso de este tren
flores
chiquitas.
Anónimo
perfume blanco.
Brote
nuevo
de una
génesis antigua.
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A
veces
la vida se convierte
en
un lienzo sucio
donde un artista de circo
ensaya sus puñales.
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Los
sueños
son como el brinco abismal
de una corzuela
se arquean sobre el vacío
de lo real
este mundo
que acepto todos los días.
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Trago
las preguntas
voluta
punto
todo.
Duermo en un silencio
sin corcheas
puro.
Amanezco con un rayo
fuego
trizas.
Dibujo por dentro
carne
sangre
hielo ahora.
Parto desde un giro
me recobro
sonrío
el frio
amenaza mis encías.
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Enigma
miedo
nudo
que no se deshace
sospecha
de esa luz
que justifica el aliento
un
amanecer sin
brillo
me encuentra
como animalito asustado
de rodillas.
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La
culpa nunca termina
con su camino infinito
de rieles y durmientes
siempre la deuda
en momentos así
es una pena que no pasen trenes
que me lleven a Venezia o a Tai-Pei
en lugar de dejarme aquí
frente al acreedor
su silencio
y su reclamo.
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