LA NUEVA
CASA
Al fondo de
su cuerpo la casa nos espera
y la mesa
servida con las palabras limpias
para vivir,
tal vez para morir,
ya no
sabemos,
porque al
entrar nunca se sale.
Eugenio Montejo
El amor como esta casa
se construye con piedras y con arenas
y algunas maderas de fácil remoción
porque desde allí
la tierra se ve plana y vieja
colmada de insomnios y periódicos de ayer.
Al final uno se acostumbra a vivir entre esas
paredes y esos muebles
y es fácil habituarse a sus nuevos ruidos,
sus fantasmas
a los cortes de luz y las goteras.
Algo de ti tiene este cuarto de ventanas
empañadas
y ropas arrumadas en el piso
algo de ti tienen mis libros amontonados
y la vida guardada en gavetas y carpetas de
ocasión.
Porque en el amor como en esta casa
el corazón parece un corcho lleno de razones y
de fotos
y paredes llenas de manchas y agujeros
cuando bajan un cuadro o cambian un retrato de
lugar.
Y si me buscan mis miedos que suben en fila
vestidos de despedida
habrá que dejarles recados y signos entre la luz
para que no se tropiecen en la escalera
cuando se topen de frente con tantos rostros y
sitios ya perdidos
con los viejos talismanes y rencores.
Acá la música suena en compases diferentes
y siempre habrá un vecino que se lamenta en la
noche
y una fiesta a la que no estás convidado.
No sé dónde poner las cosas viejas,
los muebles en desuso y la ropa de los muertos.
No sé dónde cubrir el corazón con cartones por
si hay goteras.
Porque en el amor como en la casa
si enciendo la luz o abro las cortinas
se deshace el barro del que estamos hechos.
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