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RODRIGO
VERDUGO
Ventanas quebradas |
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Rodrigo Verdugo: (Santiago de Chile,
1977). Poeta y Collagista. Coeditor y
articulista de la Revista Derrame.
Miembro del Grupo Surrealista Derrame.
Sub director de la Revista Rayentru,
Coeditor de la Revista Labios Menores y
Coeditor de la Revista "Joan Brossa". Su
obra ha sido publicada en revistas y
antologías chilenas y extranjeras siendo
traducida parcialmente al: Ingles,
Frances, Italiano, Portugués, Polaco,
Árabe, Uzbeko, Rumano y Bùlgaro. En 2002
publica su primer libro: "Nudos
Velados", (prologo de Roberto Yañez e
ilustraciones de Aldo Alcota), Ed
Derrame. En 2014 publica su segundo
libro “Ventanas Quebradas” (Prologo de
Lorenzo Peirano), Olga Cartonera
Ediciones. Ha participado en
exposiciones internacionales de
surrealismo en España, Portugal y
Republica Checa.
Mantiene inèditos los libros: "Anuncio",
proximo a publicarse en Francia por
Ediciones "La voix des autres,
Collection Danger Poesie y en Chile por
Libros del Pez Espiral, y "Transmisiòn
debajo de las piedras".
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ASOMO
Detrás de los vasos
recuerdo mi primer incesto con la luz
Todos los que tenian un nombre de pez se
deshacían.
Nunca volvió a tener el día
la profundidad de un signo.
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LUEGO
Tres veces fui el espíritu veteado
Me llevaban en los labios las furiosas
bailarinas
cuando arrojaban vidrieras sobre el mar
o recién cuando se formaba la matriz del viento,
corrompida de estrellas.
Yo amaba a esas furiosas bailarinas
amaba el olor a sal de sus átomos
Las poseía cada vez que la gorgona me hundía los
ojos
tan solo tres veces.
Después vinieron otros a tomar mi lugar
fue inútil, no pudieron poseerlas.
No hay lámpara que resista el olor a sal de esos
átomos
todas se destruyen.
Os hablo desde una bestia nublada, persiguendo
un estruendo de vidrieras
Vendrán otros que serán como yo, hilos
afiebrados cumplirán mi lado oculto.
En mi última noche reventaré la ampolla
para que escapen seis veces las gorgonas.
Mañana como un héroe ciego ocuparé mi lugar
entre la sal y la niebla.
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ESTE A
Jorge Càceres
Bajo el onomástico de las hachas
Solo los hermanos de sangre pueden tocar las
emanaciones del sol
Estamos amarrados a las manchas
Ya hemos pasado el umbral donde nos piden a
cambio
El hilo que libra de las almas picoteadas.
Estamos amarrados a las manchas
Entre eco y aliento urdimos la altura animal
Nostalgia de los alambres que destruyen las
estrellas
Enterramos el cuchillo hasta la mitad en el
caballo de mar
El liquido salto a los ojos cegándonos
Soltaron en los roquerios una correccional de
soplos
Los molinos tropiezan con tu voz, ah se erizan
Los músculos emigran hacia los corales
Son tiempos de amalgamas ateridas,
De decirles a mis manos aterrizajes florecidos
Las vueltas de la tierra crujen llenas de
relámpagos
El alma las subraya con sangre de senos
Son ciclos donde las larvas cuelan en los
talismanes el desmayo
De los animales etéreos.
Estamos cosidos a las manchas
Esperando la lluvia como caníbales inflamados
Solo la luz lleva las órdenes de las entrañas en
la frente
Ya nada puede la quemadura de la víspera en esta
sombra
Así confían las gemas y transmiten la cera de
sus lechos
Al túnel que siempre cose el mismo llanto del
pez
Allí donde dormimos, donde exaltados bañamos el
cuerpo en ámbar
El amanecer vocifero lo larvario
En la cárcel de líneas que hay debajo de las
sabanas
Hay un murmullo puesto a secar
El águila tajeada en los trapecios
Sin nada el sol tapa el hueco de la muerte con
nuestra desnudez
Ah la única mancha, recordare de nuevo todas las
etapas
Tu alma me mostraba las razas del agua al final
de los rodamientos
Yo volaba con los látigos sobre los vasos
invertidos
Que habían sobre tu corazón
Dejaba caer al día el relámpago donde se oculta
el hombre
Cuando no puede decir ya nada más de la piedra
La aurora descargaba gargantas de lobos
El telescopico penitente se desnudaba frente a
un anillo
Elijo el torbellino como red y no para
descifrarme
Sino para esa eternidad anterior que se despeña
en la noche
Ah la única mancha, ah las esencias expulsadas
Me valgo del hilo sagrado hasta en esa
ventilación que desafina a dios
Ermitaños, somos ermitaños desde que el orgasmo
encandilo las raíces
Desde que los coágulos nos dijeron que el
infierno
Esta en posición invertida, caen cerraduras
litorales, purificaciones,
Astros de madera atados a los tigres en celo
Tropezamos y tropezamos
A pesar de las chorreantes edades en el reflejo.
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DOMINGO
A Miguel Arteche
Una gaviota se lanza contra el gallo, para
extinguir su canto
Corta su cuello cualquier mañana de lluvia y de
neblina
Donde avanzamos trastocando un vinculo
empavonado
La sangre gotea de aquel cuello, ayer una pagana
armazón
Ahora ese declive enardecido
O tan solo la urgencia para alcanzar el ultimo
barco tras toda esa lluvia y neblina
El oxido conquista temblores de sangre
¿Que haremos si de pronto se revive ese canto?
¿Que sería de nuestra usurpación sobre los
cierres?
Córtame del cielo, me has dicho y veras vuestra
ceniza inferior
No es a nosotros a quienes corresponde hurgar en
ese cuello, bajo aleteos victoriosos
Es ha aquellos que habrán de desangrarse sobre
las magnolias venéreas
Y estampar el rayo combinatorio sobre el lienzo
Ayer sangre, oxido, hoy ese gran espejo naranjo
donde te peinas con dientes de hienas, avanzando
hacia el último barco
Con el desbocamiento de rodear con alambres esa
copula de laberintos
Como quien ve por primera vez el mar
¿Que haremos si alguien pone a pelear a la
gaviota y al gallo sobre los cierres?
Córtame del cielo, me has dicho pero en esa
mañana de más lluvia y de neblina
Después conquista mi temblor de sangre.
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DESPUES DE ESE DIA
Cambiaron la ubicación de las cosas
sabían demasiado de una música de tierra para el
viaje enemigo
el aura del mar levantándose, dejando atrás
nuestros terribles ejes
nuestra forma de mirarnos a los ojos, de mirar a
las piedras.
Sabían demasiado bien como unirse, por eso
recibieron el revés de las cosas
y se empezó gota por gota, nombre por nombre
mientras el mito se deshojaba a nuestros pies.
Sabían demasiado bien y no esperaron retratar a
sus muertos
les bastó que el revés del mundo se levantara
contra los árboles y las aguas
contra las cosas y las vidas,
contra cualquier herida que no tuviese un arrojo
de estrella.
Lo sabían demasiado bien apareando a las
sílfides contaminadas,
saldando algo con ellas
poniendo plumas quemadas dentro de las
almohadas, reanudando las capturas
para que así llegaran y se ubicaran gota por
gota, nombre por nombre
como antes cuando las cosas no limitaban con los
hombres
sino que el tiempo limitaba con la piedra,
limitaba con la luz
y piedra y sangre por igual buscaban legitimar
el rayo
mientras la belleza ahuecaba los mares
y al final dios estaba esperándonos con un ramo
de accidentes en las manos.
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CONTINUIDAD
Nació de un retrato de niebla
Olas inconfesables alumbraron esa voracidad.
Los fundamentos del día pasaron a la sangre
Las ciudades se quedaron blancas
Velaron las mitades de un mismo cuerpo en
distintos ataúdes.
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FEBRERO
Estallan los drios de la casa
Y el techo se cubre de palomas.
Despùes: sòlo palidos poderes.
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HAN VUELTO
A Heriberto Rocuant
Han vuelto y sin ningún principio que disfrace a
la sangre
Sin el mineral exorcizado
La lluvia los filma cuando entran a la casa
sostenida por entrañas
La lluvia los va filmando cuando entran el
zodiaco negro y las nutrias.
Tendrán su entierro en mi palabra
Su cuchillo incestuoso
Su carta escondida.
La casa sostenida por entrañas ya ha sido
habitada
Es cosa de pasar muy de cerca y ver
Como juegan al domino apostando pájaros
prehistóricos y lagrimas de sangre
Tendrán que desmantelar los mandamientos de las
olas
Si no quieren quedar prendidos como minerales en
la atormentada exactitud
Tendrán una sombra equivalente a un tiempo
muerto
Tendrán que tener un tiempo muerto equivalente
A convocar a todos los túneles en una sola boca.
¿Para qué tener días desfondados?
¿Para qué esperar que se haga el azul
asistencial?
El mediador del espacio lo sabe
Y cae sobre el mar
Y no tarda en tener coartadas
Para con los lutos
Para con las heredades no consumidas
Para con las secuelas que bailan en los oídos
del agua.
Ojala el mediador del espacio caiga también
Sobre la casa sostenida por entrañas
Y a pesar de tanto rayo y cáscara
Que nos cifran y cifran y cifran
Reconozcamos en un mismo punto ávido
A quienes se van
Y a quienes vuelven
Solo con la adherencia esperada
Y el cielo necesario.
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