De Preparaciones anatómicas (2009)
Ecos
desde la tumba
Te pido ayuda, oh Dios, y no
respondes,
te suplico y no me haces caso.
Job 30:20
Cómo se
llama aquella vieja plegaria
vestigio
de una nación extinta,
rezo que
murió abatido
por el
síncope de una retórica baldía.
Debo
decir que
mi
lacerada boca
intenta
deletrear
Kyrie
Eleison
Kyrie
Eleison,
más
aquella suplica
aquel
canto al Padre,
se
trenza con la decadencia de mi fe
y rueda
por mi lengua
hasta
deshacerse en mis labios.
Cómo se
llama aquella plegaria
eco que
repica ronco en una tumba,
y que
luego
es
elevada al Padre
al Hijo;
rezo
cuyo nombre se fermenta en la homilía,
cuya
bendición se pudre agria
tras la
lectura del evangelio y
como una
hostia bañada en vinagre
y hiel,
aceda el
credo
durante
la eucaristía.
Plegaria
de tenue compás
de
nombre proscrito,
¿será
alguien capaz de decirme
el
derrotero de tu desdicha,
o el
sepulcro en el que yacen enterrados
los
claveles negros que lloran tu muerte?
¡Hijos
de la sacra carne, díganme!
¿Por qué
huyen de su credo?
¿Por qué
le permiten a la angustia caminar
asida de
su mano?
¿Son
tantos que escuchan mi clamor, y ninguno
que
pueda revelarme su nombre?
Kyrie, rex genitor ingenite, vera essentia,
eleyson.
Kyrie, luminis fons rerumque conditor, eleyson.
Kyrie,
qui nos tuæ imaginis signasti specie, eleyson.
Ahora lo
sé,
plegaria
sólo eres:
la
espuma que descansa tumbada
en la
comisura de mis labios,
vagando
a orillas de la muerte.
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