Adnotatio Praevia:
Envié a varios amigos el poema que aquí va, y sus reacciones fueron muy
distintas. Desde la de aquellos que pidieron plaza en el velero, para
ellos o para otros; hasta la de quienes establecían cierto paralelismo
con el viaje de Cristóbal Colón. Preguntaban detalles sobre el objeto
del viaje y la marcha de la nave, y tuve que precisar ciertos aspectos
inconcretos. El título, adecuado a más no poder, procede de un amigo
residente en São Paulo y nacido en Nova Era, estado de Minas. Una amiga,
de Vitória, en Espírito Santo, experta en la vida y la obra de Florbela
Espanca: “Um ente de paixão e
sacrifício”, quiso que incluyera a la poeta
portuguesa y, conociendo sus méritos sobrados, lo hice. Una amiga de
Barcelona quería huir del economicismo imperante, de las enormes y
crecientes desigualdades sociales originadas, del deterioro insostenible
del equilibrio vital; y tuve que habilitar cuatro plazas más, para ella,
su marido y los dos hijos. Debo añadir que Aurora, la capitana, nació en
Salvador de Bahia de padre castellano y madre mediterránea. Por último,
decir que mi Iberismo cultural, origen de mi Universalismo, me llevó de
Portugal a Brasil, estados de São Paulo, Rio, Minas, Bahía, Pernambuco y
Espírito Santo. Allí, en ES, Montanhas Capixabas, surgió de mi mente, el
poema que dibuja el rumbo seguido a través de los elípticos campos
siderales, y la llegada a la Tierra Prometida.
O voo do veleiro Nova Era
A mis nietos Judith, Óscar, Sergio,
Adriana María y la pequeña Naia
Un barco de
vela de tres palos, cuyo nombre
es Nova Era,
impulsado por
el viento cósmico
que origina un
agujero negro,
abandona el
Sistema Solar para dejar
en unos días
muy atrás la
Vía Láctea.
Resuena “El
Universo”, sinfonía imposible
compuesta e
interpretada
por ciento
veinte músicos de la familia Bach
Los palos
Trinquete, Mayor y Mesana,
de aleación tan
ligera e inalterable como el casco,
proporcionan
confianza a Aurora Maris,
la capitana más
intrépida que engendró Naturaleza;
indómita mujer,
forjada en la
aventura marina
al circundar La
Tierra por los siete mares
comerciando en
sedas y especias,
con ese barco
sin remos ni cañones
que, al
navegar, sencillamente, vuela.
Se oye Blue Train, de John Coltrane
Olavo Bilac e Florbela Espanca, de língua portuguesa;
Odiseo, el
esperado, y su amada Penélope;
Erik, llamado el Rojo; Virgilio, Confucio, o Rei
dom Sebastião,
Jules Verne,
imaginativo practicante;
Maria Skłodowska, científica; la poeta y diplomática
Lucila Godoy, Picasso, Galileo, chissà l'uomo più grande
del
Rinascimento; y el escritor romántico
José Ignacio de
Espronceda, son algunos
de los treinta
y dos buscadores de un planeta
despoblado,
dotado de agua y vida,
en el que
puedan respirar, alimentarse,
reír y soñar;
donde la
humanidad amenazada
consiga
comenzar de nuevo,
trocando las
pistolas y espadas de las panoplias,
por flautas,
plumas y pinceles.
Donde la
filosofía, la investigación
y la docencia
sean ocupaciones aventajadas,
los beneficios
fabriles y comerciales
permanezcan
ajustados, se restrinja la herencia,
y los salarios
mínimo y máximo caminen
de la mano. Una
sociedad que reciba más
del más capaz,
y entregue
más al más
necesitado.
Money Jungle,
de Duke Ellington
Animales y
plantas ocupan
la parte
central de la bodega, bajo
la claraboya
que tamiza la luz cambiante.
Se proponen los
viajeros salvar esa vida:
huevos,
embriones e individuos adultos,
de una
extinción segura, alimentándose
con su
crecimiento: retoños, ramas y frutos.
Y en la
preparación de las personas,
a más de
conocimientos de navegación
y de sicología,
hubo lecciones de latín
para
entenderse, y prácticas
de un lenguaje
de signos.
A Wonderfull World, de Louis Armstrong
Viajando a la
velocidad del Viento, tercera parte
de la que
alcanza la Luz,
las velas
múltiples y diversas,
deben resistir
el empuje, y son
de ese nuevo
material que dicen grafeno.
Round Midnight,
por Ella Fitzgerald
Valiéndose de
los mapas astronómicos,
sin timón que
sirva a la derrota,
ni previsiones
atmosféricas donde no hay atmósfera,
la pericia de
Aurora gobierna las velas, la nave
y el rumbo en
las aproximaciones
a los planetas
de los distintos tonos del color azul.
Summertime, por Ella Fitzgerald and Louis Armstrong
Entre la
constelación de Orión y la estrella Sirius
durante un
mínimo instante los tripulantes perciben,
imagen y
semejanza del hombre,
al Demiurgo
andrógino
acostado en suave lecho de nubes,
roncando
acompasadamente
su sueño sin
fin. Grandes, muy grandes
la cabeza, el
cuerpo y las extremidades,
dotados de una
gran belleza. Ojos límpidos,
piel tersa en
la desnudez luminosa que muestra.
Se escucha Birth of the Cool, de Miles Davis
Constatan los
tripulantes
que el reloj
terrestre de la nave marca quince años
de navegación,
y ellos no envejecen.
Piensan que
avanzando como avanzan
-tiempo y
espacio-hacia el momento crítico
en que la
materia comenzó a expandirse
una vez más,
los lapsos
transcurren de distinta forma.
Rhapsody in Blue, de Gershwin and Whiteman
Calor o frío
insoportables, empujes laterales
subidas o
bajadas bruscas, tormentas silenciosas
tuercen el
rumbo cien veces, mil quizá,
y al temor a un
catastrófico naufragio
oponen los
tripulantes la firmeza de su
voluntad humana
y el afán de supervivencia.
Cada navegante
realiza una tarea
acorde con sus
capacidades y deseos,
de forma que el
progreso depende
mas de ellos
que del azar,
grato e ingrato.
Benny Goodman, interpretando Sing, Sing, Sing
El premio a la
resistencia heroica es la placidez
entrecortada,
la belleza luminosa incomparable
vista en las
fotografías, miles, que llegan
a la pantalla
de grandes dimensiones,
y a través de
los ojos de buey, ventanas
y escotillas transparentes.
El atractivo de
los paisajes sucesivos,
la cambiante
complejidad cromática y formal,
el vértigo de
lo que viene de frente
escapando por
los lados in extremis,
no es algo
sentido antes por ninguno
de los
arriesgados tripulantes.
Django
Reinhardt en Sweet Georgia Brown
Armonía,
Equilibrio, deslizamientos
piruetas
lógicas e inesperadas
derivaciones,
despliegues, hermosura del contraste,
líneas puras e
impuras sirviéndose, actualizándose,
Crepúsculos y
Amanecidas destilando emociones
Poesía, Pintura
y Música creándose y recreándose:
OVeleiro vai
Darius Milhaud
dans La Création du Monde
Sueño y
despertar, ilusión y desilusión
se siguen en
los ánimos, el temor y la esperanza.
Recoger trapo
al llegar a un planeta ligeramente azul
para acercarse
y recibir fotografías de conjunto
y de detalle,
proporciona
expectativas que se rompen
cuando la
aridez encontrada obliga
a seguir rumbo
con todo el trapo desplegado.
Ebony Concerto
por Igor Stravinsky
En un momento
de fortuna, después
de cien
avistamientos infructuosos,
en la claridad
promiscua de la pantalla
puede verse un
planeta azul y verde, de una belleza
extraordinaria,
única.
Y desgarra el
silencio la voz enérgica
de Aurora
Maris:
Tots als seus llocs! Maniobra d'aproximació!
Arriad la mayor
-refiriéndose
a las velas- la
mesana, la trinquete.
En la acción,
rauda, desencadenada de improviso
se oyen
términos marineros de oculta belleza: verga,
cangreja, bauprés, arboladura, jarcia, botavara;
gavia y muchos
más: sonoros y contundentes
como latigazos.
Maurice Ravel, Jazz (pièce ignoré)
pour Mme Révelot
Un sencillo
mecanismo ideado por la capitana
en el Mar de
China, para que un tifón elevara el velero,
permitía a las
vergas de distinto mástil
alinearse a lo
ancho y, a unas velas añadidas,
alcanzar la
posición horizontal frenando la bajada
lo suficiente
para conseguir un descenso acompasado.
La visión
aparecida ante sus ojos, paisaje verde
de la
superficie firme, y temblorosos azules de los
mares, pone a
cavilar a los más inquietos acerca
de la elipse
que su incierta derrota ha ido perfilando.
Las fotografías
vistas, acercan
elementos
tranquilizadores: agua en abundancia
y vida vegetal
exuberante y diversa.
Suena The Visitation, por Gunther Schuller
Circunvalando
el planeta en el descenso,
ven montañas
elevadas con penachos
de nieve,
volcanes en erupción, seísmos, vastos
lagos, ríos
caudalosos; pero no hallan
signos que
revelen la existencia de vida animal.
En las
proximidades del suelo descubren árboles
vigorosos
crecidos sobre escombros, arbustos
ocultando a
medias material de guerra consumido
por el paso del
tiempo;
troncos
retorcidos que superan ruinas pétreas.
Y a poca
distancia del mar interior elegido
para posarse,
identificado por la mediterránea
Aurora Maris
como el Mare Nostrum,
ven una torre,
firmemente erguida,
reconociendo en
ella, Aurora y algunos más,
la genuina
expresión románica
de Sant Climent
de Tahüll.
Estalla la
alegría al contacto de la nave con el agua:
Ignis fatuus de aparición impredecible y duración
muy breve.
“Alegría,
hermosa llama de los dioses”, había
escrito
Schiller.
Se escucha
entonces en todo el Orbe
la “Oda a la
Alegría”, cuarto movimiento
de la Sinfonía
Novena de Beethoven.
PSdeJ,
Montanhas Capixabas, ES
27 fevereiro
2015
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