À Associação “La Tertulia”, de Villeneuve sur Lot, agradecendo
a sua defesa da cultura hispana em Europa e América.
Por pura simetría no
creo en el demonio,
el bien y el mal
equidistantes
necesidades y deseos
compartiendo plano
lo palpable y lo
impalpable en abrazo interno
lo superior como
imagen reflejada de lo ínfimo
las vida eterna y
temporal ancladas en mi mente
nexo de la fe y de
la esperanza
pozo sin fondo donde
todo cabe.
Alma y cuerpo
opuestos e inmiscibles
unidos por el roce
de las alas
crónicas.
Más allá de la
mujer, eje del universo mundo,
del hombre
subseyente, animales, árboles
y piedras; del
equilibrio
y la armonía, de lo
individual
puesto al servicio
de lo colectivo,
más allá de las
estrellas y los espacios
interestelares
descreo.
A
la Avenue del Général de Gaulle,
rue de la Coopérative
Villeneuve sur Lot, Lot et Garone, Aquitaine,
las afueras de entonces,
el primero de julio de mil ochocientos
cincuenta y cuatro
llegaron cráneos, tibias, costillares,
del antiguo `Egalité’,
-descarnada metáfora victoriosa,
Oriente y Occidente
enfrentados en etimológica plegaria-
al campo cercado y bendecido:
Nueva Ciudad del Sueño y de
los Sueños
eternos,
Cementerio de Sainte Catherine.
Creyentes, pensadores, los abatidos
por la vida
o
condenados a la última pena,
trinchera y seto delimitando tres cantones
a
los que se añade otro hipotético
para los hijos de Jacob; demostrando
que ni en la muerte se da la identidad
conceptual de fondo y forma,
que en los cadáveres dormitan
la opinión y el sentimiento,
cadavéricas ideas
perniciosas,
trasmisibles,
como virus filtrables,
a
los sensibles vivientes.
Abonan esta tierra fúnebre
familias francesas, los cuerpos reposando
en el solar patrio;
familias españolas derrotadas en su país
y rehechas
en la acogedora y tolerante Francia,
familias emigradas de Italia,
familias de apellido portugués,
ciudadanos de las antiguas colonias
y muchos otros del centro de Europa:
lo extraño y lo propio sumados, integrados,
la historia de la villa escrita día a día.
Avanzo por el espacio cuajado
de enterramientos floridos, donde
yace y subyace
la ambición humana formando mausoleos,
panteones, sepulturas, criptas
obra maestra de arquitectos y escultores de valía.
La sólida argamasa de los múltiples
monumentos funerarios
honra, más que al fallecido,
a quien paga el alto costo:
rivalidad de vivos bien pertrechados.
Oigo expresarse en voz baja, a uno
de los pensadores
muerto:
“Espíritus privados de materia,
materia liberada de energía y hálito vitales,
principios difusos invocados en responsos,
monocorde cantinela erguida como columna de humo,
para atrapar y penetrar en lo Más Alto
impenetrable”.
Leo frases destinadas a resaltar la memoria
de la inconcreta permanencia
en este espacio de hipótesis indemostrables,
de la lógica aplastada por las emociones,
la falsa verdad matemática,
sicosociología desmitificada
provocando el indeleble
axioma
de lo efímero.
“Ici repose
un Chevalieur de la Légion d’Honneur,
Conseiller du Commerce Extérieur…”:
descubro un meritorio currículum
vítae
extensísimo,
aquí donde debiera reinar la igualdad
de las cenizas,
tam quam tabulam rasam
en la descomposición de la materia;
y cien veces repetida la burla burlada
del prefecto Poncio Pilato:
Iesus Nazarenus rex iudaeorum,
Inri de monumentales Cruces
inclinadas sobre las pesadas losas
-puertas blindadas, candadas,
dotadas de hermetismo-
destinadas a asegurar
la inamovilidad de la situación presente.
“El Sol iba
como cada tarde,
adonde cada tarde va,
y
la Iglesia: altar, vitrales,
sillas, imágenes y sepulcros;
elevada en medio del paseo
formaba parte esencial del contraluz”:
declama una pintora y poetisa que lleva
sesenta años, al menos, en la tumba
adornada con lo que, en la distancia,
parece un arpa de oro.
“Hay un ser eminente difundiendo
la luz en la obscuridad,
un sabio
que conoce la raíz de los misterios y la explica;
y un Ser Supremo, creador con su palabra,
Fiat Lux,
de la luz primigenia”.
Afirma una voz canónica
difunta
procedente del terreno religioso.
“Hay”,
añado en mi cabeza:
“millones de criaturas
que siguen el rumbo de Una Estrella Errante
errada”.
“Honneur et patrie”,
“Union,
Valeur,
Génie,
Travail”;
son lemas esculpidos en la roca dura
con la luminosidad rojiza de las convicciones,
montaña alejada de la vista más aguda
perdiéndose en la bruma del mar impreciso,
columna principal,
ascua
y pavesa.
Poetas, filósofos,
clérigos y trabajadores;
se unen aquí a los militares laureados,
heridos, muertos y sobrevivientes
de mil guerras,
gastados en la paz de los desfiles
conmemorativos
bajo el peso de las hojas
de servicio saturadas de gestas
e innúmeras medallas concedidas.
Aquí las ilusiones,
aquí
los proyectos
apoyándose los unos en los otros;
la belleza y la fealdad,
la virtud
y el vicio,
el bien y el mal complementándose,
equilibrándose.
Sombra reflejada de la barca
cuando surca el río que va a la infinitud eterna,
sonrisa vaciándose de misterios
sobre los cuerpos desnudos
conmovidos de pudores ígneos.
Quiero que me entierren
en este cementerio
un día después
de morir,
ni un minuto
antes.
Cantero de los discrepantes,
de los librepensadores más osados
para dejar bien clara
mi disidencia disidente.
El fruto de mis reflexiones reiteradas
dejo en este largo y penetrante poema
-Ode comme nom
familier-
sobre el antes y el después
de los pasos humanos en la tierra,
sobre las dudas que emoción y lógica
han ido acercando a la certeza.
PSdeJ
Escrito em Villeneuve sur Lot
durante os últimos dias de 2014 e os primeiros de 2015
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